lunes, 2 de julio de 2012

LAS LÁGRIMAS DE ANDREA





Andrea Pirlo no es un futbolista más. Es uno de esos pocos elegidos que dominan los espacios dentro de un rectángulo con césped. El 21 azzurri, catedrático en el  control orientado y erudito en la interpretación del juego, se derrumbó, abatido, inmerso en un mar de lágrimas anoche. Amarga desesperación, impotencia absoluta.
España, equipo al que un servidor había suplicado 'más profundidad' aquí  , había pasado por encima de la mejor Italia de los últimos años. Y eso, claro está, descuartizó el ánimo del brillante centrocampista transalpino.

Del Bosque dispuso un once inicial sin referencia ofensiva, sin 9 puro en el que apoyarse. Por su parte, Prandelli insistió en ese 4-4-2 con el mediocampo en rombo que tantas alegrías le venía dando.
Adelantar la defensa es una buena idea si quieres asfixiar la circulación de balón rápida de España. Sin embargo, los Estatutos no escritos del Balompié predican que únicamente puedes dar ese paso al frente si el poseedor del balón del equipo rival está presionado. Es decir, que debes ser extramadamente agresivo en el centro del campo. Y ésa fue, precisamente la clave del partido de anoche: el desgaste físico de ese cuarteto italiano. Marchisio, Pirlo, Montolivo y De Rossi no tuvieron el ímpetu suficiente para desconectar a Xavi e Iniesta de SIlva y Fábregas.
Así llegó el primer gol. Circulación de balón que termina en pies de Iniesta cerca del área: Alerta Roja. Andrés recibió la pelota, oteó el horizonte, esperó a que Fábregas acelerara y enhebró un pase antológico a la espalda de Chielini. El 10 español, Imperial durante todo el torneo, sorteó el acoso del propio Chielini y centró para que Silva martilleara el balón a la escuadra contraria. 1a0. Más de media faena estaba hecha.

A raíz de ese mazazo, se sacudieron el polvo los italianos. Pirlo echó el balón al suelo y el fútbol azzurri empezó a fluir de nuevo.  Cassano fintaba, inspirado, a Arbeloa en las cercanías de la portería de Iker. La mejoría italiana no obtuvo premio porque Casillas  estuvo siempre bien situado. No necesitó hacer grandes paradas porque excelió en ese noble arte de 'estar en el lugar adecuado en el momento preciso'.
El segundo gol español fue conceptualmente idéntico al primero. Centrocampista de talento (Xavi) con margen de maniobra y una carrera vertical (Alba) en dirección a la portería. Servicio milimétrico de Xavi y control majestuoso de Alba (si no os fijasteis en ese control, miradlo repetido) que bate, sereno, a un desesperado Buffon.

Con la inferioridad numérica a partir del minuto 60, los italianos hincaron la rodilla definitivamente. Xavi y Busquets aprovecharon sendas galopadas de Torres para cerrar un marcador definitivo de escándalo (4a0).
La sensación que nos queda es la de que el resultado fue el que quiso España. Que esta selección es tan  superior al resto que se permite el lujo de tener a Llorente, Cazorla, Mata o Navas sentados en el banquillo.
Italia había dado lecciones de fútbol frente Inglaterra en 1/4 de final y Alemania en semifinales. Fútbol triangular y constantes llegadas al área. Todo ese caudal de juego tenía un punto de partida claro: el pie derecho de Andrea Pirlo, que anoche no pudo destaparse como a él le hubiera gustado.
Italia se presentaba como un rival feroz para la ya bicampeona de Europa. Sin embargo, el cansancio general y el gol tempranero de Silva pulverizaron las esperanzas de los azzurris.
Sobretodo las esperanzas de un hombre. Andrea Pirlo ha conseguido darle un giro al Calcio. Primero, guiando a la Juventus hacia el Scudetto con buen  fútbol. Y, ahora, cogiendo el timón de la nueva Italia de Cesare Prandelli. Anoche Pirlo tuvo enfrente al equipo que mejor interpreta el tipo de fútbol que él tiene en su cabeza. De ahí, su incontrolable pesar. Se marcha de la Eurocopa como uno de los grandes triunfadores del torneo. Con la amargura de la final perdida, pero con la satisfacción de que 'su fútbol', ése que él tiene en la cabeza, ha tenido recompensa.