martes, 28 de septiembre de 2010

SOSPECHOSOS HABITUALES


En pleno debate sobre la conveniencia o no de la Huelga General programada para mañana 29-S, servidor no puede mantenerse ajeno a la realidad por mucho que lo intente. Creo, en primer lugar, que esta huelga llega con más de año y medio de retraso, que me parece un simple cebo para que la sociedad crea que se le escucha realmente, que ningún ente sindical se rebeló ante la creciente destrucción de empleo (sobretodo el desempleo juvenil, que amenaza con echar a perder a toda una generación) y que esto no es más que teatro del bueno (como diría Mourinho) donde dos actores intentan simular desaveniencias para calmar a las masas.

Para que haya una obra de teatro hacen falta unos antecedentes (nefastos e ignorados hasta hoy), una trama (parece que E.Aguirre ha dado dónde más duele) y un desenlace (que será invariablemente una prolongación de la tendencia negativa actual).

Estos actores pueden desempeñar papeles más o menos creíbles. El problema llega cuando siempre son los mismos los que ponen su integridad en entredicho, que sólo se ponen sobreaviso cuando peligra su status, esos actores a quien nadie se cree, los llamados Sospechosos Habituales.

La entrada de Ujfalusi a Leo Messi en el Vicente Calderón ha abierto definitivamente una brecha, una circunstancia que se ha dado en el fútbol toda la vida y que parece se empieza a resolver. Soy un fiel defensor de la agresividad defensiva, la disciplina en la marca y la dureza en las acciones. Pero entre agresividad y violencia hay una sensible diferencia que muchos defensores se empeñan en obviar, con éxito... hasta ahora.
Ese tipo de defensor que va al bulto, que busca chocar y ver qué pasa, se tira al suelo sin coordinar los tiempos y que acostumbra a saltar con los codos bien abiertos 'para protegerse'. Paradójicamente, este tipo de defensas defienden su inocencia, se sienten perseguidos, hacen el gesto de que han tocado balón después de golpear a un rival y mandar levantarse a la víctima de sus propias carencias.

1. Una renovación casi de por vida, le permite a Albelda seguir en el Valencia. Enfrentamientos directos con entrenadores, peleas internas con compañeros de peso y la retirada del brazalete de capitán no han bastado para apartar al centrocampista del equipo. David Albelda es uno de aquellos jugadores que busca la mejor manera de desquiciar a los rivales, más allá del trabajo específico que le corresponde. El de la Pobla Llarga fue uno de los grandes stoppers años atrás; ahora se dedica al juego subterráneo, como demostró en el codazo que le propinó a Reyes sin balón por medio días atrás.

2. Si hablamos de tirar la piedra y esconder la mano, de castigar tobillos sin descanso, de calentar el ánimo de los delanteros rivales para sacarles de quicio y fingir agresiones, el nombre de Marchena emerge irremediablemente.
El sevillano se ganó la simpatía de todos con una Eurocopa 2008 estratosférica. Sin embargo, ayer se encargó de recuperar su antigua condición simulando lamentablemente una agresión inexistente en el Málaga-Villarreal.

3. San Mamés siempre ha admirado el juego rudo y viril de sus futbolistas. La grada se incendia ante cualquier atisbo de juego brusco, echan gasolina en el fuego de la disputa, para convertir cada partido en una batalla sin tregua.
Con todos estos ingredientes, La Catedral tiene nuevo ídolo: Amorebieta . El canterano saca los codos sin ruborizarse, se tira al suelo con los tacos por delante sin importarle lo que haya por el camino y, curiosamente, culmina esas acciones con aspavientos de desaprobación ante la decisión arbitral.

Todos los futbolistas saben dar patadas, agredir y provocar, pero no todos lo hacen. Parece que el estamento arbitral se ha puesto de acuerdo para erradicar comportamientos como los que habitualmente ofrecen nuestros protagonistas, que tienen categoría de sobra para no tener que recurrir a ese tipo de bajezas.
He dado 3 nombres, porque sus últimas acciones les han puesto en el escaparate de mis críticas. Seguro que la 'nueva política' anti-violencia hará recapacitar a este tipo de jugadores, que podrán demostrar sus habilidades defensivas liberados de ese brote de marrullería.

Por cierto, yo mañana iré a trabajar normalmente porque así lo creo conveniente. Cada uno está en disposición de actuar como crea oportuno, eso sí desde la libertad.

SED FELICES

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